DIOS, NUESTRO PADRE

“Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada” (Salmo 68:5)

“Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5)


Dios tiene una paternidad universal sobre lo creado. Por eso es llamado “Padre de los espíritus” (Hebreos 12:9) pero, el privilegio de ser llamados hijos de Dios, es algo que el pecado desdibujó. Por tal motivo, la Biblia dice: que fue necesario que viniera Cristo para redimirnos, y de esa manera, a “todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)

¡Qué maravillosa es la gracia de Dios! “Mirad cuán grande  amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1)

Gracias a la obra de Cristo en la cruz, el hombre recupera ese privilegio, y obtiene el derecho de ser llamado hijo de Dios. Eso, debido al amor de Dios, quien quiso que fuera así, y  envió a su Hijo desde los cielos para que fuera posible.

Lo que implica una relación paternal, en alguna medida, lo experimentamos naturalmente, por la relación que tenemos con nuestros padres terrenales. Sin embargo, no todos han tenido el privilegio de tener  a su padre consigo, ni de tenerlo actualmente.

De todos modos, todos tienen igualmente la posibilidad de encontrar en Dios a un padre de amor que jamás los deje, que todo lo puede, y todo lo suple.

Para gozar de esa bendición, es necesario recibir a Cristo como salvador.


Pensamientos para reflexionar

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