“La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue” (Mateo 16:4)
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:21-24)
Dios, en el comienzo utilizó señales que confirmaran su Palabra. Era el comienzo del tiempo de la iglesia. Hoy nos encontramos en los tiempos finales. En esos momentos la iglesia naciente se mantenía pura en fe y doctrina, sin divisiones, ni sectas en obediencia al Señor. Y cuando surgían las desobediencias se las solucionaba en sujeción a la Palabra apostólica, a la Palabra de Dios. Hoy, eso lamentablemente, ha quedado atrás. Hombres impíos entraron encubiertamente, los cuales convierten la gracia de Dios en libertinaje (Judas 1:4) Introduciendo herejías destructoras (2 Pedro 2:1) Tomando la piedad como fuente de ganancia (1 Timoteo 6:5) Debido a eso, el sentido y la necesidad de las señales cambió. No es que Dios ya no tenga el poder de antes, sino que, como esas señales son imitadas por el enemigo para confusión y serán las señales que evidencien también la llegada del anticristo. (2 Tesalonicenses 2:9) Dios no las sigue utilizando en forma general como al principio para confirmar lo suyo. Dios confirma su Palabra, con el testimonio de vidas transformadas. Con el cambio evidente que produce en las personas. Eso ha confirmado y establecido al cristianismo en la tierra.
Actualmente, la señal inequívoca que la gente debe ver en los cristianos cuando éstos presentan el mensaje divino, es la obediencia a las Escrituras y que lo prediquen y vivan, sea conforme a la sana doctrina bíblica.
Pensamientos para reflexionar