
“Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos” (Gálatas 2:13)
“Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:25)
La hipocresía está claramente condenada en la Biblia.
Hipocresía es la falsedad que demuestra alguien en sus palabras o en sus acciones, ocultando los verdaderos sentimientos o motivaciones, proyectando una imagen falsa.
El Señor Jesús “comenzó a decir a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lucas 12:1) Ellos aparentaban una piedad que era falsa.
Los creyentes, podemos caer sin darnos cuenta en varias formas de hipocresía.
Mostrando una piedad los domingos que no manifestamos los otros días de la semana; o cuando nos mezclamos con los incrédulos y negamos nuestra fidelidad a Dios, haciéndonos iguales a ellos.
Acab un día le dijo a Josafat: “¿Quieres venir conmigo contra Ramot de Galaad? Y él respondió: Yo soy como tú; y mi pueblo como tu pueblo (2 Crónicas 18:3) Eso no era justo . Josafat temía y adoraba a Dios; Acab era un impío volcado a la idolatría.
Cuando los creyentes, “supuestamente” para ganar almas, o quedar bien con el mundo, se mezclan, y se muestran iguales; pensando que así los ganarán para Cristo; están actuando hipócritamente. Si son de Cristo, no son iguales. Y si alguien, ocultando sus verdaderos motivos, se mezcla en el mundo, no siendo del mundo (Juan 17:16) está actuando tan hipócritamente, como cuando, alguien que vive mundanamente, quiere hacerle creer a los demás que guarda una conducta fiel y piadosa.
Pensamientos para reflexionar