“Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno, el dueño de la cisterna pagará el daño…” (Éxodo 21:33,34)
“Y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mateo 15:14)
Bien está escrito en la Palabra de Dios: “La ley de Jehová es perfecta” (Salmo 19:1) Y en cada detalle de sus preceptos e indicaciones se ve la grandeza de Dios.
El versículo de referencia nos enseña que quien cavara un pozo o cisterna, debía tener sumo cuidado, debiéndola cubrir para que no cayere ningún animal.
Esto nos recuerda lo que dice el apóstol Pablo: “¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? (1 Corintios 9:9,10) Sabemos bien que Dios se compadece de los animales (Jonás 4:11) pero, lo escrito en su palabra tiene por sobre todas las cosas una aplicación espiritual para nosotros.
Quien hacía un pozo o cavaba una cisterna, es comparable con quien presenta una hipótesis, o trae una enseñanza nueva que contradice las enseñanzas bíblicas. Eso es terrible, pues con sus ideas puede hacer caer a muchos en su desvarío y aunque luego, con el tiempo se diera cuenta y se retractara, los que cayeran en el error serán su responsabilidad.
Que diga que sea buey o sea asno, nos hace pensar que podrían caer creyentes o incrédulos los que tropezaran en el error. Limpios e inmundos según la ley (Levítico 11) y deberá responder por ello.
Por eso, debemos tener cuidado y para que no haya tropiezos, “si alguno habla, hable conforme a la Palabra de Dios” (1 Pedro 4:11)
Pensamientos para reflexionar