“En los días de Jael, quedaron abandonados los caminos, Y los que andaban por las sendas se apartaban por senderos torcidos” (Jueces 5:6)
“Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; Maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron al socorro de Jehová, Al socorro de Jehová contra los fuertes. Bendita sea entre las mujeres Jael, Mujer de Heber ceneo; Sobre las mujeres bendita sea en la tienda” (Jueces 5: 23,24)
Los tiempos de Jael, fueron tiempos difíciles en Israel. Por haber hecho lo malo ante los ojos de Jehová, el pueblo de Dios fue sometido por veinte años por el Cananeo, un enemigo cruel.
Las cosas estaban tan mal entonces que, Dios obró de una manera inusitada, y para ejercer una función pública entre su pueblo, levantó a una mujer. “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa…” (Jueces 4:4) Débora se sentaba debajo de una palmera y allí subían a ella a juicio. Ella guardó siempre su posición. No salía al frente del pueblo, ni recorría las ciudades como los otros jueces, Sin embargo, ocupaba un lugar que Dios siempre había confiado al hombre.
Débora anticipó que en manos de mujer sería vencido el enemigo (Jueces 4:9) Allí aparece Jael. Su esposo, un hombre neutral, estaba en paz con el enemigo. Jael estaba con el Dios de Israel. Ella tampoco salió de su esfera, desde su tienda llevó a cabo la voluntad de Dios.
Hasta allí fue Sísara, capitán del ejército enemigo que Dios había decidido eliminar. Jael cumplió el designio divino, y venció al enemigo.
Dicen que el nombre Jael viene de Jah o Yaveh (El Señor) y de Elohim (Dios) Traducido sería: El Señor es Dios. Frase que nos hace comprender como Dios cumple su voluntad, por caminos que a veces el hombre no entiende.
Pensamientos para reflexionar