
“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 4:21-24)
Creer en Dios simplemente, como quien tan solo reconoce su existencia, no salva de la condenación del pecado, ni deja a nadie en paz con Dios. “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19)
La declaración bíblica que dice que los que creen en su Nombre tienen vida eterna, que no irán a condenación y que tienen el derecho de ser llamados hijos de Dios (Juan 1:12) Se refiere a una fe y aceptación mucho más profundas. Se refiere a creer en Jesús, el Hijo de Dios aceptándolo como Salvador.
Creer en su Nombre, es creer en él completamente, pues el nombre de la persona es aquello que lo describe y que lo presenta ante nuestros ojos y pensamientos. Además, su nombre tiene algo especial porque declara perfectamente quien es. Jesús significa Dios salvador (Mateo 1:21)
Creer en Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, es mucho más que ser parte de una religión, tener una creencia y estar convencido que él puede salvar. Los que confesamos a Cristo como nuestro Salvador somos quienes nos hemos sentido perdidos, nos hemos reconocido como pecadores delante de Dios y arrepentidos hemos creído que Cristo Jesús, el Hijo de Dios, descendió del cielo para morir por nuestros pecados, recibiendo el castigo en nuestro lugar sobre la cruz del Calvario. Y por ello lo hemos recibido como nuestro Salvador.
Pensamientos para reflexionar