COMPRAD SIN DINERO Y SIN PRECIO

“Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma” (Isaías 55:3)

“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (Apocalipsis 21:6)


A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. (Isaías 55:1)

El Señor nos convida y gratuitamente quiere satisfacer la verdadera necesidad que tenemos, que es la del alma.  Nos dice: Venid, comprad sin dinero y sin precio.

¿Por qué sin dinero y sin precio? Sin dinero, para que esté al alcance de todos. Y sin precio, porque el precio sería incalculable e inaccesible.

Así es nuestro Dios, misericordioso. Ofrece gratuitamente lo que jamás podríamos comprar. “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate. Porque la redención de su vida es de gran precio” (Salmo 49:7,8)

Solo Cristo pudo pagar el precio, porque precio tuvo y fue inmenso.

La Biblia nos dice: “sabiendo que fuisteis rescatados… con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 3:18-19)

Para comprar sin dinero, hay que acudir al Señor. Y para acudir, hay que sentir esa sed, reconociendo que no hay otra fuente donde calmarla verdaderamente.

De esa manera las necesidades del alma serán suplidas por el Señor, quien hace nuevas todas las cosas.

Él dará vino, que es figura de gozo,  y leche: un alimento completo que tiene todo cuanto necesita la nueva vida.


Pensamientos para reflexionar

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