COMER A LA CARTA

“Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21)

“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3,4)


El mensaje que les dirige Dios a los suyos, no es según lo que los suyos queramos oír, sino sobre lo que necesitemos oír. Uno no puede elegir lo que quiere que se les predique, aunque, lamentablemente, en la actualidad muchos lo hacen. Hay quienes viven su vida cristiana sin identificación, tomando un poco de aquí, otro poco de allá, según su conveniencia. Son esos creyentes que podríamos decir les gusta “comer a la carta”.

Comer a la carta, es una forma de comer, pidiendo platos individuales sin tener un menú fijo asignado. De esa manera, uno puede armar el plato a su gusto. En el sentido espiritual, muchos se alimentan así. Siguen una corriente doctrinal, pero solo en aquellas cosas en las que están de acuerdo. Se congregan en un lugar, pero sin estar de acuerdo completamente ni satisfechos, sino que se congregan allí por otros motivos, tomando también las enseñanzas de cualquier secta que se acomode a sus gustos.

Esto no debe ser así. Somos llamados a seguir una misma regla, a sentir una misma cosa (Filipenses 3:16) Perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer, según la enseñanza de Dios (1 Corintios 1:10)

Por eso, el mensaje de Dios a los suyos, siempre tendrá lo necesario para corregiros y afirmarlos en la vida espiritual, según lo que necesitemos y no según lo que nos resulte cómodo oír.


Pensamientos para reflexionar

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