“Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura” (1 Timoteo 4:13)
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas… (Apocalipsis 1:3)
“El que lee, entienda) (Mateo 24:15)
Hay bendición al entrar en contacto con la Palabra de Dios; para quien lee, entiende, y guarda las cosas que están escritas.
Para eso, hay que recibir la Palabra y escudriñarla sin preconceptos, como lo hicieron los tesalonicenses y los bereanos
El Apóstol dice de los tesalonicenses: “Cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios… (2 Tesalonicenses 2:13)
De los de Berea dijo: “Y éstos eran más nobles… pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11)
Generalmente, las personas tienen ideas y conceptos sobre Dios, religión y temas relacionados; no por haber ahondado mediante el estudio exhaustivo de la Palabra, sino por tradición familiar, cultural, o, simplemente, por gusto y conveniencia.
Es triste ver a creyentes que ante la incomprensión de lo que Dios dice, se rebelan, y entonces, citan a otros cristianos que hablaron del tema, teniendo las mismas incomprensiones de ellos; en lugar de recibir la palabra, y ahondar en ella con oración; para que Dios les revele la verdad conforme a su promesa. (Juan 7:17)
Pensamientos para reflexionar