
“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20)
Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis… el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación… el que profetiza, edifica a la iglesia” (1 Corintios 14:3,4)
Una vez completo el Canon Sagrado de las Escrituras, Dios ya no da más nuevas revelaciones. Por eso, la profecía en ese sentido ha cesado.
Sin embargo, se nos dice que profeticemos. ¿Por qué? “Porque el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación… porque el que profetiza, edifica a la iglesia” (1 Corintios 14:3,4) Por eso, es una actividad aún vigente, no para adivinar el futuro, ni presagiar cosas, sino en el sentido de hablarles a las personas la Palabra de Dios, conforme a la revelación que ya tenemos dada en las Escrituras.
Ese llamado a profetizar, es como que el apóstol dijera: Sean conducidos por el Espíritu Santo para comunicarle a las personas lo que Dios quiera decirle en ese momento, pero conforme a lo que está escrito. Es decir, esa profecía será dada por alguien guiado por el Espíritu Santo y actuando como un oráculo de Dios.
Como vemos esto no tiene nada que ver con el presagiar cosas como agoreros que se ve actualmente y lo puede hacer tanto un hombre como una mujer. Felipe tenía cuatro hijas que profetizaban (Hechos 21.9) No dice que lo hacían en las reuniones, pues guardaban el orden de Dios de que la mujer calle en la congregación (1 Corintios 14:33, 1 Timoteo 1:11,12) pero lo hacían, hablando del Señor allí donde el Espíritu las conducida a hacerlo.
Pensamientos para reflexionar