“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales…hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu” (1 Corintios 12:1,4-9)
Hay quienes hacen el silogismo siguiente: “La salvación es por gracia mediante la fe. Si la fe es un don que solo reciben algunos privilegiados, entonces no todos pueden ser salvos.
Obviamente es un razonamiento equivocado. Primeramente, la Biblia habla de fe en varios sentidos. Está la fe salvífica que es la que produce Dios en el corazón de los hombres para que acepten su veredicto y sintiéndose perdidos crean en Cristo como salvador (Efesios 2:8)
Luego está la fe como energía espiritual que mueve al creyente a andar para la gloria de Dios, como se ve en los casos mencionados en Hebreos 11
También se llama fe, al conjunto de la doctrina cristiana que ha sido dada a los creyentes una sola vez y para siempre (Judas 1: 3)
Y se le llama fe, como (1 Corintios 12:9) al don o manifestación espiritual que les es concedido a algunos para llevar adelante su ministerio en medio de contrariedades. Ese don de fe, por ejemplo, es el que se ve en algunos misioneros que hicieron proezas para la gloria de Dios en situaciones donde solamente una fe muy grande podía sostenerlos.
Fe como don espiritual para llevar adelante tareas especiales, no todos reciben, así como no todos reciben los otros dones, sino que cada uno tiene su propio don. Sin embargo, la fe salvadora es común a todos los salvos.
Pensamientos para reflexionar