Todos los escritos
“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13)
“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7,8)
Algunas personas dicen que Jesucristo ha venido para arreglarnos la vida.
Esto es correcto, siempre y cuando por vida nos estemos refiriendo a la existencia, ya que quienes no tienen a Cristo se encuentran perdidos y bajo las consecuencias del pecado. En cambio, quienes arrepentidos y reconociéndose pecadores, reciben a Cristo como Salvador personal; pasan de ese estado espiritual en el que se encuentran, a la verdadera vida. Debido a eso, sus existencias cambian, tienen una nueva vida, son salvos de toda condenación y viven felices porque se sienten en paz con Dios sin que nada los perturbe.
Si no es en ese sentido, la apreciación es totalmente incorrecta, porque Cristo, no ha venido para mejorar nuestra vida, sino para darnos una vida nueva.
Jesús dijo: “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia… Yo les doy vida eterna” (Juan 10:10 y 28) La vida nuestra en la carne, viciada por el pecado, debe morir. Dios no mejora la carne.
El viejo hombre, tiene una naturaleza pecaminosa que debe morir en la cruz de Cristo. Únicamente en aquel lugar encuentra su fin.
La carne, no mejoró en la dispensación de la ley, ni mejora por asistir a las reuniones cristianas. El hombre solamente cambia, cuando recibe a Cristo como su Salvador y recibe la naturaleza divina en esa nueva que le imparte Cristo.
Pensamientos para Reflexionar
