VIDA Y MUERTE EN CRISTO

“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:11)


Quien  recibe por fe a Cristo como su salvador, no solamente es salvo de la condenación eterna, sino que tiene vida eterna. “Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1Juan 5:11,12)

Quien encuentra a Cristo, encuentra la vida, pero también, encuentra la muerte, pues en Cristo,  muere. Muere al mundo, al pecado…

Cuando estábamos ajenos a la vida de Dios, vivíamos sobre esta tierra en pecado y degradación. Luego, oímos la buena nueva del evangelio, creímos en él y nos convertimos a Dios. Ahora tenemos una vida nueva en cual debemos conducirnos, ya que a la otra vida pasada, hemos muerto.

El disfrute de la nueva vida en Cristo, está íntimamente ligado al haber muerto con él. Pues nadie puede disfrutar de la nueva vida, sino desecha lo concerniente a pasada manera de vivir (Efesios 4:22)

Nadie puede vivir en el Espíritu y en la carne juntamente. Véase (Gálatas 5:17)

El viejo hombre encuentra su fin en la cruz del Cristo,  y es ahí donde debemos dejarlo, considerándonos muertos al pecado. De esa manera podemos cumplir  lo escrito: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias” (Romanos 6:11,12)

Recordemos: El pecado habita en los creyentes, pero, sólo reina en los incrédulos.


Pensamientos para reflexionar

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