Todos los escritos“Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado” (Levítico 5:17)
La Palabra de Dios es clara: De las consecuencias del pecado no se puede escapar.
“Y sabed que vuestro pecado os alcanzará” (Números 32:23)
Tarde o temprano, todo se hace manifiesto.
“Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, más a otros se les descubren después” (1 Timoteo 5:24)
Y como dijo el salmista, no se puede huir de quien reclama por nuestras faltas.
“A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.
(Salmo 139: 7 al 12)
No hay nada que hayamos hecho que escape al conocimiento de Dios. Nuestro pecado, tarde o temprano nos alcanzará. Esto suena desalentador, y lo es; sin embargo, hay una escapatoria.
En lugar de que nos alcance el pecado, dejemos que nos alcance Cristo.
Todo reside en que en lugar de tratar de ocultar, olvidar, o justificar nuestros pecados; nos rindamos a los pies de Cristo y se los confesemos en arrepentimiento.
Él, fue alcanzado por el juicio de Dios cuando padeció por nuestros pecados, por eso, hoy, se presenta como Salvador.
Pensamientos para reflexionar
