TRES TIPOS DE FE

Léase Santiago capítulo 2)


“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”

“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan…”

“Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2: 14,19 y 23)


Con respecto a la fe, la epístola de Santiago presenta al menos tres aspectos muy interesantes.

La fe de aquellos que son creyentes de boca, pero que no nacieron de nuevo porque nunca han tenido una entrega verdadera experimentando un nuevo nacimiento. Son aquellos de los cuales está escrito: “El que dice que tiene fe” (Santiago 2:14) pero no vive ni se porta como un cristiano. No se conduele al ver las necesidades, porque no tiene un corazón en comunión con Dios. Ese tipo de fe no salva. Es solamente una fe profesante, una fe de boca.

Luego detalla la fe intelectual, la que está en la cabeza, pero no en el corazón. La de aquellos que están de acuerdo con lo que oyen. Que conocen el evangelio. Que podrían inclusive explicar el plan de salvación de Dios y diferenciarlo de las creencias de otras religiones y cosas por el estilo, pero que tampoco han nacido de nuevo. Pueden ser religiosos, moralistas, pero no pasan de allí. Conocen, como los demonios también conocen y creen, pero no son salvos. (Santiago 2:19 al 22)

Y finalmente, la fe verdadera, la de los que le creen a Dios y por ello le abren el corazón a Cristo, y no solamente dicen ni piensan que creen, sino que reciben a Cristo como Salvador entregándole sus vidas, pasando de la muerte a la vida eterna.  (Santiago 2:23)


Pensamientos para reflexionar

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