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“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo… Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo” (1 Juan 5:10,11)
“Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo” (Hebreos 10:15)
Más de una vez hemos visto a personas de “iglesias carismáticas” preguntarles a los creyentes, si están seguros de ser de Cristo. Si recibieron “el testimonio” … Esta pregunta hace dudar y tropezar a más de un recién convertido, pues siembran dudas a quienes no conocen las Escrituras, diciéndoles que por más que crean que son salvos por la fe en Jesucristo, necesitan tener “el testimonio”. Y, según ellos, ese testimonio, es haber experimentado algo extraño en su ser, un éxtasis, un fuego, la pérdida del control y manifestaciones en lenguas extrañas, etc. Como testimonio de la posesión del Espíritu Santo y muestra de una salvación plena.
Eso es una gran mentira de Satanás. Las Escrituras son bien claras y atestiguan que todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. (Gálatas 3:26) Que la salvación es por gracia mediante la fe (Efesios 2:8) Y que quien cree en el Hijo, tiene el testimonio en sí mismo. (1 Juan 5:10) El testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna y esa vida está en su Hijo, el que tiene al Hijo tiene la vida” (1 Juan 5:11,12) Desde el momento en el que una persona se entrega a Cristo por fe, es sellado por Dios con el Espíritu Santo (Efesios 1:13) y desde ese momento tiene vida eterna y el testimonio en sí mismo sin necesidad de vivir experiencias extrañas.
Pensamientos para reflexionar
