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“¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos. El hombre necio no sabe, Y el insensato no entiende esto” (Salmo 92:5,6)
Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti… Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios… Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia… Entonces entenderás justicia, juicio Y equidad, y todo buen camino. (Proverbios 21-9)
La gente sin Dios, puede haber leído la Biblia de una manera intelectual, y pueden haber aprendido cosas que finalmente calientan la mente y dejan fríos los corazones, porque Dios se revela a la fe, y ellos carecen de fe y de relación con Dios. Muchos pueden tener el conocimiento inclusive que tuvieron los sacerdotes y los escribas en tiempo de Jesús, quienes cuando Herodes mandó a preguntar a dónde habría de nacer el Cristo, dijeron con exactitud: “En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta” (Mateo 2:5) Sin embargo, Dios los estaba visitando en Cristo, y ellos no conocieron el tiempo de su visitación (Lucas 19:44) Y estaban tan turbados con la llegada del Mesías, como lo estaba Herodes. (Mateo 2:3)
Sin la vida divina que se adquiere por haber creído en Jesucristo, es imposible conocer a Dios y entender sus revelaciones, pues el hombre está aún con una mente entenebrecida. Además, como suele decirse: “Sería más fácil colocar todo el mundo en la cabeza de un alfiler, que poner la mente de Dios y su revelación en la cabeza de quien rechaza a Jesucristo” Aunque, con todo y con eso, el hombre, ensoberbecido, le discute a su creador y pretende relacionarse con Dios poniendo él mismo las condiciones.
Con esa clase de personas, no tenemos que discutir, les tenemos que predicar sencillamente el evangelio de la gracia de Dios.
Pensamientos para reflexionar
