Relativo al tema, alguien preguntó lo siguiente:
¿Qué significa ser sectario?, ¿Qué es ser exclusivista? ¿Qué significa ser legalista? ¿Por qué se dice de algunos creyentes que ponen los principios antes que a Cristo?
Con la ayuda del Señor, trataremos de dar respuesta a las preguntas que se formulan, buscando en las Sagradas Escrituras la respuesta correcta.
Antes de entrar en el tema, debemos recordar que el deseo de quien tanto nos amó, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que dio su vida en la cruz por nosotros, los pecadores, para juntarnos en UNO; es que los suyos no estemos desunidos ni enemistados, sino, unánimes, “perfectos en unidad” (Juan 17: 23) para que el mundo conozca y crea.
Despojados de todo preconcepto, abordemos el tema, viendo lo que significa primeramente cada término, para ver luego a quienes aplica.
SECTARIO
Sectario, es todo lo relativo a las sectas y toda persona que pertenece o que forma sectas. Secta, en el sentido bíblico, no es lo que comúnmente se comprende como tal. Al hablar de una secta, la gente imagina un círculo de fanáticos místicos que hacen y enseñan cosas perversas contra Dios y la Biblia, o a un grupo de personas intransigentes y discriminatorias que no aceptan a nadie más que los suyos.
Sin embargo, la palabra SECTA en el sentido bíblico, tiene un significado muy interesante.
SECTA, del griego HAIRESIS, Herejía, significa: Elección, preferencia [inclinación] por una doctrina u opinión, o escuela filosófica, teológica o política. Por extensión, se aplica a «partido» o «facción».
(Del significado original [«elección», «selección»], posteriormente llegó a significar un grupo de personas que sostenían una opinión particular, una secta, un bando).
Esta definición, encaja perfectamente con todo grupo cristiano que en lugar de guardar el testimonio a la unidad del cuerpo de Cristo, se divide de los demás, para formar su propio grupo de reunión, colocándose algún nombre que lo distinga del resto de sus hermanos e identifique sus opiniones y doctrinas.
EXCLUSIVISTA
Exclusivista es lo relativo al exclusivismo o relacionado con él, y EXCLUSIVISMO según el diccionario significa obstinada adhesión a una cosa o idea sin prestar atención a las demás que deben ser tenidas en cuenta. (2) Deseo de excluir o de que no formen parte de un grupo determinadas personas.
LEGALISMO
Es la tendencia que lleva a aplicar la literalidad de la ley sin consideraciones.
Legalismo cristiano, es un término que se usa para describir una posición doctrinal enfatizando un sistema de reglas y reglamentos, para alcanzar tanto la salvación como el crecimiento espiritual. Los legalistas creen que es necesaria la estricta adherencia literal a esas reglas y reglamentos. Doctrinalmente, es una posición esencialmente opuesta a la gracia.
PRINCIPIOS ESPIRITUALES
Se llama PRINCIPIOS, a la base doctrinal de algo, a la idea fundamental que rige luego la conducta y los pensamientos. Dios, no dejó un mandamiento formal para cada cosa que nos atañe: es decir, un versículo que diga para cada cosa textualmente, no harás esto o aquello. Sin embargo, dejó bien marcado su pensamiento en principios espirituales. Por ejemplo, escrito está: “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano” (1 Corintios 8:13) Esto está escrito con relación a la libertad cristiana de poder comer en plena libertad, cosas que otros no podrían. Quienes por una comprensión menor de las cosas, se encontraban espantados ante quienes lo hacían. Nosotros, que no estamos en ese contexto social ni histórico, tomamos el principio espiritual que se encuentra allí, que es justamente no hacer nada que haga caer a un hermano en Cristo, y lo aplicamos a otras situaciones que podríamos vivir. De esa manera, aunque alguien objetara que no hay ningún versículo que diga tal cosa, si uno ve que va a hacer algo, que puede hacer caer a un hermano, no lo hará, porque encuentra un principio espiritual que le enseña en ese caso a no hacerlo.
Teniendo en cuentas estas definiciones, que contestan en gran parte lo preguntado, podemos ahondar un poquito más en el tema, y decir, que muchas veces estos “motes” como: Sectario, legalista, exclusivista… no se utilizan correctamente, sino que son formas despreciativas de hablar de otros, con los cuales no concuerdan, a quienes acusan de proceder de esa manera, aunque muchas veces de manera contradictoria.
Por ejemplo: Tomemos por caso, personas de una denominación cristiana cualquiera, que tildan de sectarios a otros creyentes que se congregan al Solo Nombre del Señor, porque consideran que caminan en un camino demasiado angosto, y no participan del ecumenismo. En realidad, eso no es sectarismo, porque al mantenerse considerando el testimonio a la unidad del cuerpo de Cristo, es decir testificando que la iglesia es UNA, no se desprenden ni dividen del resto, solo que no aceptan lo que divide a lo que Dios juntó; y el ecumenismo, no es justamente el testimonio a la unidad del cuerpo de Cristo, sino el testimonio de las divisiones cristianas.
Quienes son sectarios, son aquellos que muchas veces tildan a los demás de serlo. Estos grupos, muchas veces, sin darse cuenta, habiéndose puesto un nombre que los denomine, hicieron una división, y de esa manera, diferenciándose de los demás, con los cuales forman parte de un mismo cuerpo, y con quienes deberían estar “perfectamente unidos en una misma mente y un mismo parecer” (1 Corintios 1:10) formaron un nuevo círculo de reunión, de acuerdo con esa inclinación, elección, y puntos de vistas particulares; constituyendo una secta; aunque sus enseñanzas bíblicas en muchos puntos fundamentales no sean perversas.
Comúnmente, vemos también estas incongruencias, cuando se tilda a ciertas personas de legalistas. Muchas veces se les dice de esta manera a personas que se aferran a la verdad y desean caminar en ella. Cuando los cristianos se someten a mandamientos tales como: “Toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza… Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles” (1 Corintios 11:5,10) cumplen con lo que está escrito. Si luego vienen otros que no quieren obedecer esa parte de la doctrina, y dicen que quienes se cubren: “lo hacen porque son legalistas” están diciendo algo que no es justo. Lo mismo cuando en la Iglesia no se acepta el pastorado de la mujer, ni su ministerio público delante de toda la congregación debido a lo que está escrito: “Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación” (1 Corintios 14:33-35) “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio…” (1 Timoteo 2:12) Si el cumplimento de estos mandamientos, se tilda como legalismo, debemos refutarlo enérgicamente, porque esto no es legalismo, es obediencia. Legalismo es obrar aplicando la ley a todo sin consideraciones, carentes de gracia, por lo tanto, no es el caso en estos ejemplos, ya que no es que aquí se está obrando sin gracia, sino que se está obedeciendo a lo que el Señor ordena. (1 Corintios 14.37)
¿Qué debemos tener mucho cuidado en no caer en el legalismo? Es bien cierto. Un hermano, escribió sobre el tema: «Legalismo y liviandad» Donde expone muy acertadamente el gran peligro que corremos de irnos hacia los extremos, y en lugar de obrar de corazón, tratando de agradar siempre al Señor, obramos por legalismo, o caemos en la liviandad. El legalismo hace que para todo uno trace normas legales, leyes que digan esto sí, o esto no, sin contemplación alguna, sin inteligencia espiritual, aplicada a todos sin excepción, y que por el cumplimiento estricto a esas leyes uno gane la salvación o la aceptación de Dios, y eso es un error. Pero, cuando el que trazó esas normas y nos las dejó establecidas es Dios, allí no se trata de legalismo.
Recordemos que Dios obró con gracia, aun en plena dispensación de la ley, a pesar de haber sido él quien les dio la ley. Y actuó, conforme a su ley en tiempos de gracia, sin dejar de ser el Dios de toda gracia para con nosotros.
Esto nos lleva a considerar el exclusivismo.
Si como exclusivismo, se tilda a personas sectarias, que no aceptan a nadie más porque no son como ellas, reunidas según su propio parecer, y no según Cristo, entonces el mote es correcto. Pero si de exclusivista, se tilda a los hermanos reunidos en torno al Señor, que desean, a pesar de su debilidad, abstenerse de toda especie de mal, como dice la Escritura (1 Tesalonicenses 5:22) Apartándose de todo lo que no es justo ante los ojos de Dios. “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19) No lo es. De otra manera también tendrían que decir que Dios es exclusivista, porque no tolera lo que está mal.
Por ejemplo: Dios dice: “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” (Tito 3:11) Nos alerta sobre: “hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia…” y nos dice: “apártate de los tales” Nos explica que: “Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo” (Hebreos 13:10) Si al cumplir estas directivas, otros creyentes, considerando que se debería ser tan estricto, preguntaran: ¿Por qué se apartan? ¿Por qué no pueden venir todos y participar sin excepción de las cosas santas? Y dijeran: ¡Proceden así, porque son exclusivistas! Esta acusación no sería justa.
Dios es llamado “Dios de verdad” (Deuteronomio 32:4) Si alguien discute sus enseñanzas, y quiere contradecirlo, se encuentra en falta. Si esa falta no la toleran sus hermanos, porque el Señor mismo la reprueba y la tal persona persiste en ello, no puede luego tildarlos de legalistas, ni exclusivistas por no juntarse con él, pues él, solo se excluye debido a su desobediencia. Debemos reconocer que hay privilegios exclusivos y que la verdad no debe discutirse, ni es amor aquello que nos hace desobedecer a Dios por amor a nuestros hermanos. “Porque el amor se goza en la verdad… y no hace indebido” (1 Corintios 13:5,6) Por lo tanto, no nos corresponde a nosotros establecer los criterios, ni colocar las reglas, sino sujetarnos a lo que Dios ha dicho.
Reconocemos que muchas veces, podría haber cosas que no todos vemos de la misma manera, y que para poder interpretarlas correctamente, se deben considerar los principios espirituales. Por eso, es necesario conocer las bien las Sagradas Escrituras, donde encontramos, no solamente las directivas, sino también el pensamiento de Dios, siempre necesario, para poder “aprobar lo mejor” (Filipenses 1:10) “Entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:17)
Principios espirituales
Como veníamos diciendo, los principios espirituales son necesarios, sino, ¿cómo sabríamos cómo actuar en aquellas situaciones donde no encontramos directivas precisas al respecto? Indudablemente necesitamos conocer a Dios para manejarnos conformes a su voluntad.
Los principios espirituales nos hacen comprender cuál es el pensamiento de Dios, ya que en ellos tenemos asentada la base doctrinal, la idea justa de lo que él requiere. Obviamente no debemos poner los principios delante de las almas ante que a Cristo, porque esto sería un error. No somos llamados a evangelizar presentando principios bíblicos, sino el evangelio. Debemos obrar como Dios lo hace, que conduce las almas primeramente a Cristo, y luego en Cristo, sus pensamientos.
Sin embargo, los principios siempre deben estar, pues si se desconocen los principios espirituales, se erigen leyes, y luego esas leyes se aplican sin consideración alguna ni discernimiento espiritual.
Como podemos ver, no todos a los que se les dice sectarios, legalistas, exclusivistas… en realidad lo son. Debemos ser justos en nuestras apreciaciones y por sobre todas las cosas, obrar en amor, no difamando a nadie. Como dice la palabra: “Ante todo, tened entre vosotros ferviente amor” (1 Pedro 4:8) porque: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35)
Concluyendo, tenemos que decir que lamentablemente, en el mismo mundo cristiano, muchos sienten aversión ante aquellos hermanos a los cuales consideran más cerrados que ellos en sus procederes, porque quizás alguna vez hayan sido víctimas de tratos improcedentes de algunos que pregonando andar en fidelidad al pensamiento de Dios hayan procedido sectariamente, y esto los hace colocar a todos en la misma bolsa; o simplemente, porque ese obrar en separación de todo aquello con lo cual la cristiandad cada vez confraterniza más, los juzga, y les hace ver que están procediendo mal, aunque sea en silencio.
Debemos ser sumisos a nuestro Señor. No aplicar motes injustos, ni rebelarnos ante lo que Dios dice en la Palabra, como aquellos que dijeron: “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” a los cuales se les dijo: “¿Esto os ofende?” (Juan 6:60,61) “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3)
Debemos ser de aquellos que desean hacer la voluntad de Dios y no asemejarnos a los que se enojaban ante la sana doctrina, a quienes la autoridad apostólica les tuvo que decir:
¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad? (Gálatas 4:16) y caminar con humildad en todo aquello que por gracia hemos conocido, porque todos somos responsables de la ruina del testimonio cristiano, sabiendo además que “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48)
Preguntas bíblicas