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(Véase 1 Samuel 28)
“Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos” (Levítico 20:27)
“Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?” (Isaías 8:19)
La historia que nos cuenta la Biblia de Saúl consultando a la adivina de Endor, suscita muchos interrogantes, fáciles de disipar si se contempla el contexto y las demás enseñanzas bíblicas.
Muchos se preguntan si efectivamente quien apareció al ser invocado por la adivina era Samuel o era un espíritu engañoso, pero eso lo hacen, para deducir luego que, si efectivamente fue Samuel el aparecido, entonces los espíritus de los muertos pueden aparecer ante la invocación de ciertas personas, y de esa manera tener algo para sostener las doctrinas del espiritismo con las cuales han contaminado sus mentes.
Primeramente, debemos decir que una cosa no quiere decir la otra. Por lo que muestran las Escrituras, fue Samuel quien apareció, pero esto no quita que, esto sucedió de una manera especial bajo el permiso de Dios esa vez, y que nade tiene que ver con el engaño del espiritismo que es una práctica que como veremos, es condenada abiertamente por Dios.
La Biblia enseña que toda persona al morir experimenta una separación. El cuerpo vuelve a la tierra de donde fue formado en su origen y el espíritu vuelve a Dios que lo dio. (Eclesiastés 12:7) También que los espíritus desincorporados del cuerpo se encuentran en un estado del cual no pueden salir y eso es en el hades y que quien tiene las llaves del hades, es Jesús y no el hombre. (Apocalipsis 1:18)
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar
