¿QUIEN ES DIGNO?

“No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria” (Salmo 115.1)

“Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado” (2 Samuel 22:4)

“El Cordero que fue inmolado es digno” (Apocalipsis 5:12)


Es indudable que los seres humanos hacen muchas veces cosas dignas de alabanza. Sin embargo, cuando se trata de la condición del hombre ante Dios, debemos reconocer que no merecemos nada.

Los  hombres, generalmente, se atribuyen merecimientos, y nosotros, corremos el riesgo de olvidar que Dios obra por gracia y no por merecimientos.

Una vez “el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo. Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron…  diciéndole: Es digno de que le concedas esto, porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga”

En cambio, el centurión, quien tenía una apreciación justa de su condición ante Dios, se reconoció indigno de todo,  a pesar de  las consideraciones que había tenido para con el pueblo de Dios, y dijo: “Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano” (Lucas 7:2-8)

El Señor se maravilló de la fe de aquel hombre que no reclamó ser digno, sino que apeló a la gracia con fe, que son los principios por los cuales Dios se manifiesta y bendice.


Pensamientos para reflexionar

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