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“Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; más ha sido Sí en él” (2 Corintios 1:19)
“Por el cual, asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos (1 Corintios 15:9)
La palabra fe tiene varios significados. Está la fe en el sentido de fe salvífica que es la necesaria para apropiarse de la salvación que Dios ofrece por gracia. Luego la Biblia habla de fe, como aquella energía que mueve al creyente en su andar con plena confianza en Dios, sin necesidad de ver ni constatar las cosas previamente. Y la fe como el conjunto de las enseñanzas que creemos los que somos de Cristo. Es decir: El conjunto de la doctrina cristiana (Judas 3)
No todos los seres humanos tienen fe en Dios. La Biblia dice: “No es de todos la fe” (2 Tesalonicenses 3:2) Sin embargo, los cristianos sí todos son de la fe. Pues nadie puede ser salvo sino es por gracia mediante la fe. Pero la fe, no es simplemente creer en la existencia de Dios. Es creerle a Dios. Ante esta gran verdad, también tenemos que considerar que tampoco nadie puede decir que como cristiano es un hombre de fe en Dios y que le cree a Dios como creyó Abraham y le fue contado por justicia (Gálatas 3:6) cuando no cree en la veracidad de las Escrituras, ni reconoce el Canon sagrado reconocido por la fe cristiana, y mezcla su fe con otras creencias extra bíblicas incluyendo doctrinas bien identificadas como “doctrinas de demonios que recibieron por haber leído y escuchado a espíritus engañadores” (1 Timoteo 4:1)
Pensamientos para reflexionar
