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“Las Sagradas Escrituras… te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15)
La Biblia es la Palabra de Dios. “La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12)
Dios nos habla por medio de su Palabra y nadie puede permanecer indiferente ante ello. Esto genera responsabilidad: “Porque Las Escrituras se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31)
Al hablar de la Biblia, alguien dijo muy acertadamente: “Este libro te apartará del pecado, o el pecado te apartará de este libro”
Todo aquel que recibe la Palabra de Dios experimentará esa lucha.
Acab. Rey de Israel, manifestando el mal estado de su corazón, dijo acerca de la Palabra y su portador: “Yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal” (2 Crónicas 18:7)
Cornelio, un centurión romano, ante quien le traía la Palabra, dijo: “Tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado” (Hechos 10:33)
O el pecado, ciega, y la persona rechaza la palabra, o el corazón se abre para recibirla y Dios obra para salvación.
Pensamientos para reflexionar
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