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“Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca” (Lucas 12:58-59)
La multitud en tiempos de Jesús, sabía distinguir el aspecto del cielo para saber como estaría el tiempo, pero no discernían el tiempo que estaban viviendo al ser visitados por Dios y estando prestos a quedar expuestos a los juicios que se avecinaban. Aquella situación es similar a lo que se vive actualmente, pues la gente no se da cuenta de que los juicios anunciados en las Escrituras, están próximos a caer sobre una humanidad que desecha la gracia de Dios rehusando creer en Jesús como su único y suficiente Salvador.
Jesús les dijo, Arréglate con tu adversario, mientras estás en camino, antes que sea tarde. (Véase Lucas 12.58) Jesús fue considerado como un adversario para aquella perversa generación. (Véase Salmo 109:4) y tenían que ponerse a cuenta, sino, al juzgar Dios todas esas cosas, sería como el juez entregándolos al alguacil para llevarlos a que paguen por su falta. Efectivamente, el pueblo no se arregló. Despreció la voz de quien le decía. Venid luego y estemos a cuenta (Isaías 1:18) Y por ello tuvieron que pagar, y pagan aún, hasta que se cumpla lo dicho por el profeta (Isaías 40:2)
Hoy, en un sentido es similar para aquellos que necesitan reconciliarse con Dios, antes que sea demasiado tarde. Por eso, cada creyente, como embajador de Cristo, puede predicar y decir: “Os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20)
Pensamientos para reflexionar
