
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)
“Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo” (2 Timoteo 2:7)
Quien recibe a Cristo como su salvador, debe leer y meditar la Biblia diariamente, dejándose guiar por ella en todos los aspectos de su vida.
La Biblia tiene enseñanzas espirituales que debemos saber aplicar. “acomodando lo espiritual a lo espiritual” (1 Corintios 2:13) Si no lo hacemos así, corremos el riesgo de confundir enseñanzas que si bien son bíblicas, no son las enseñanzas dadas a los cristianos que vivimos en la era de la iglesia.
En la cristiandad, se imponen muchas veces ordenanzas que no fueron dadas para la dispensación de la Iglesia, bajo el argumento de estar siguiendo ordenanzas bíblicas.
Seguir las ordenanzas bíblicas, está perfecto, pero debemos saber discernir entre lo que es bíblico porque está escrito en la Biblia, y las enseñanzas bíblicas y espirituales dejadas para la Iglesia.
Todo lo que está en la Biblia es bíblico y de ello debemos tomar la aplicación adecuada. Ejemplo: El diezmo, la circuncisión, la purificación de la mujer después del parto, la ley de la lepra, el servicio levítico…
Si tomáramos estas enseñanzas y literalmente las impondríamos en la iglesia, estaríamos obrando mal, aunque la imposición fuera bíblica.
No siempre Dios en la Biblia habla del cristiano en la dispensación actual; Teniendo en cuenta ese detalle, debemos saber aplicar entonces espiritualmente las enseñanzas que se escribieron para nuestra instrucción, manteniendo los principios divinos, pero sin olvidar nuestra posición celestial.
Pensamientos para reflexionar