“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11)
“Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:7)
La Biblia dice que “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que nos redimiese” (Gálatas 4:4) y que en ese tiempo levantó a Juan el bautista como profeta “para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lucas 1:17)
En aquel tiempo la gracia y la verdad venían a nosotros por medio de Jesucristo y Lucas nos presenta la gracia de Dios hasta en los detalles más simples.
Se nos dice que ese tiempo había un hombre piadoso. Un sacerdote de Dios llamado Zacarías y que su esposa se llamaba Elisabet. Que “ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril” Y que el ángel Gabriel les anunció la llegada de un hijo, al cual le pondrían de nombre Juan.
Zacarías significa: Dios recuerda. Elisabet: Juramento de Dios y Juan: Dios ha favorecido, ha hecho gracia…
Hasta en los nombres tenemos descripto el plan de Dios lleno de gracia para con ellos y para con nosotros. Dios recordó, ¿y qué recordó? ¿Los pecados cometidos? No, recordó lo que se propuso en su corazón y llegado el mo
mento preciso, obró por gracia, enviando a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda más tenga vida eterna.
Pensamientos para reflexionar