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“Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos” (Proverbios 3:9)
“Quien cuida la higuera comerá su fruto, Y el que mira por los intereses de su señor, tendrá honra” (Proverbios 27:18)
(Porque yo honraré a los que me honran) (1 Samuel 2:30)
Obed-Edom, era un hombre fiel que vivió en aquellos tiempos en el que el rey David intentó llevar el arca a Jerusalén, colocándola en un carro nuevo.
Dios lo tuvo por fiel y cuando David se dio cuenta de su error y de lo sagrado y solemne que es todo cuanto se relaciona al arca, llevó el arca del Testimonio a casa de Obed-Edom. “y bendijo Jehová a Obed-Edom y a toda su casa” (2 Samuel 6:11) y sin duda alguna, una de las bendiciones más grandes que tuvo Obed-Edom fue la que recibió en sus hijos, que “fueron hombres robustos y fuertes para el servicio y el ministerio” (1 Crónicas 26:8)
Tener el arca en la casa, hoy sería equivalente a tener el lugar de reunión en la casa, donde poder congregarse alrededor del Señor Jesús. Obviamente, esto requiere sacrificio y trabajo, pues las familias que experimentan esta bendición, se esfuerzan preparándolo todo, para recibir a los hermanos. Y el Señor, que no es deudor de nadie, compensa con toda clase de bendiciones. Así lo experimentó Obed-Edom, viendo a sus hijos servir al Señor.
¡Qué gracia maravillosa la de poder honrar al Señor con nuestros bienes! Abriendo las puertas de nuestros hogares para hacer reuniones, estudios bíblicos, o invitar a personas para que escuchen el evangelio.
¡Qué el Señor encuentre entre nosotros a muchos Obed-Edom dispuestos a tener el arca!
Pensamientos para reflexionar
