“El Señor es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían” (Nahúm 1:7)
Muchas veces, en las situaciones de angustia, soledad, preocupación… dejamos de ver al Señor a nuestro lado.
Al Señor, siempre lo vemos claramente, con los ojos de la fe. Cuando nuestra fe flaquea, automáticamente lo perdemos de vista, aunque él sigue estando, tal como lo prometió. ”No te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5)
Cuentan que una vez, Martín Lutero, pasó unos días de gran depresión. El gran defensor del evangelio, se sentía en peligro sólo e incomprendido. Su mujer, viéndolo hundido en el desaliento, se presentó, llevándole el té, toda vestida de negro. Cuando Lutero, la vio, asombrado, le dijo: ¿¡Mujer, que pasó ¡? ¿Por qué estás de luto? ¿Quién murió?
La mujer respondió: Creo que Dios ha muerto…
Lutero, enseguida se incorporó y la increpó diciéndole: ¡Te has vuelto loca mujer! ¡¿Cómo dices eso?!
La mujer le dijo: Porque si tú, siendo un hombre que siempre se ha apoyado en Dios y alentado a otros a no desmayar. Si tú, que viste la mano divina sosteniéndote en tu misión cada día, hoy estás así, sin poder levantarte, es señal que algo pasó…
El corazón de Lutero fue conmovido, y prontamente se levantó para seguir luchando por la causa de Cristo, diciendo: Oh, no, mujer, ¡Él Vive! Y nos dará la victoria!
¡Bendito sea nuestro Dios! Él siempre levanta a los que en él confían.
Pensamientos para reflexionar
