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“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca” (Filipenses 4:5)
“Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos” (1 Pedro 2:15)
Diariamente estamos expuestos a situaciones que nos inducen a obrar mal, a pecar. Por eso, la Biblia nos dice: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21)
Somos vencido de lo malo cuando dejamos que el mal humor, la ira, maldad, o mala educación de los otros, nos hagan olvidar como debe reaccionar un cristiano.
Cuando el mal nos hace obrar mal, somos vencidos y perdemos la oportunidad de testificar de quien somos. Entonces, el Señor deberá decirnos: “No sabéis de qué espíritu sois” (Lucas 9:55)
Cuentan que un hombre, una vez vio como un alacrán se estaba ahogando, y decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, lo soltó, y el animal cayó al agua y comenzó a ahogarse nuevamente. Intentó sacarlo otra vez, y otra vez lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó y le dijo:
«Perdone, pero, ¿no entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?».
El hombre respondió: «Es que la naturaleza del alacrán es picar, pero eso no va a cambiar la mía, que es ayudar. Entonces, ayudándose de una hoja, sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
La moraleja es: No debemos cambiar nuestra naturaleza cuando alguien nos hace daño, sino tomar precauciones y seguir actuando como Cristo nos ha enseñado.
Pensamientos para reflexionar
