NO RECHACES LA VERDAD

“Dijo Jesús: El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió” (Lucas 10:16)


La gente, lamentablemente,  no quiere oír lo que Dios tiene para decirles, y cuando Dios les habla por medio de alguien, lo rechazan de plano. Así sucedió con Cristo,  con los profetas, y con sus enviados.

Esteban, le dijo al pueblo “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo… Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él… Y le apedrearon” (Hechos 7: 51, 57,58)

Esa actitud nos sorprende, pero en nuestro tiempo se procede de la misma manera, aunque de forma más elegante. Las personas al rechazar el mensaje, rechazan a Dios.

Descartar un mensaje bíblico sin leerlo, no aceptar como obsequio ningún tipo de literatura cristiana, o  evitar los lugares donde se predica el evangelio, es también desechar  la voz de Dios que los llama al arrepentimiento para vida eterna. Y  ¡eso es terrible!

La Biblia dice: “Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos” (Hebreos 12:25)

Ahora es el momento de hacer un alto y pensar en Dios. Él nos habla por medio de su Palabra no queriendo que ninguno se pierda…

Por eso: “Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7)


Pensamientos para reflexionar

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