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“Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios” (Marcos 16:19)
“El Hijo… habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3)
¿Por qué el Señor Jesús, le dijo a María: “No me toques, ¿porque aún no he subido a mi Padre” si había estado en el paraíso?
Que el Señor haya dicho no me toques, es debido al carácter con que es presentado en el evangelio de Juan y como lo veía María, lo cual nos deja una hermosa enseñanza dispensacional.
María había encontrado en Jesús al Mesías, a quien amaba y llenaba su corazón. Lo creía muerto, y al verlo resucitado, todo volvía para ella a la normalidad, donde lo tendría nuevamente y podría tocarlo etc. Sin embargo, el Señor había sufrido el rechazo del pueblo de Israel, y las cosas cambiarían.
Él, ahora subiría al Padre con un cuerpo glorificado y se sentaría como hombre a su diestra. Las relaciones con Israel, de la cual María allí es una representación, quedarían suspendidas, por eso la expresión “no me toques”. María ahora no volvería a gozar como israelita esa porción que tenía con él antes de la muerte, aunque tendría una parte mejor. Ella, de ahí en más, con los discípulos, tendría una porción más excelente en virtud de su muerte y resurrección que es la porción que tiene la Iglesia.
El Señor, quien en su muerte había estado en el paraíso, ahora subiría al Padre, pero con un cuerpo glorificado, como nunca antes había estado en el cielo.
Pensamientos para reflexionar
