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“He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo” (Isaías 57:18)
“He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad” (Jeremías 33.6)
Había un ungüento que se preparaba para curar heridas, y que se extraía de un arbusto que crecía en Galaad. El bálsamo de Galaad. El profeta Jeremías lo menciona. El dolor se avecinaba sobre el pueblo de Dios por haber desechado constantemente la voz de Dios pervirtiéndose cada vez más, y él se pregunta: ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo? (Jeremías 8:22) Pues, ciertamente no hay medicina para quienes no se arrepienten y se vuelven a Dios.
Muchas veces se relaciona el bálsamo de Galaad con el mismo Señor Jesús, que es quien cura y restaura de todo mal, y también nosotros nos preguntamos, ¿no hay bálsamo en Galaad? cuando vemos que Dios no puede curar ni mejorar las cosas, pero no por falta de poder ni de amor, sino por lo cerrado de los corazones. El profeta Nahúm se lo dice a los Asirios. “No hay medicina para tu quebradura; tu herida es incurable” (Nahún 3:19)
¡Qué triste! Pero eso pasa: “Por la dureza y por el corazón no arrepentido” (Romanos 2:5)
Recordemos siempre: Hay bálsamo en Galaad. Hay perdón y sanidad espiritual en Cristo. Hay salvación y restauración en él. Pero Dios dice: volveos a mí y yo me volveré a vosotros. (Zacarías 1:3) Ahora es el momento de volverse. Dios, será amplio en perdonar.
Pensamientos para reflexionar
