“Respondió Job Al Señor, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:1,2)
Una vez, una mujer se postró ante Napoleón, pidiéndole que impidiera la ejecución de su hijo, condenado a muerte por una junta militar. Napoleón le dijo: Mujer, ¿no te parece demasiado grande lo que pides? La mujer contestó: Sí, sé que es grande mi petición; pero también sé lo grande que es la persona a quien se lo pido. Esa respuesta, tocó a Napoleón, y para asombro de muchos, mostrando su grandeza hizo suspender la ejecución.
Mayor que Napoleón es Dios. Y, para nuestro aliento se dice: “Dios es grande, pero no desestima a nadie” (Job 36:5)
Muchas veces, pasamos por situaciones en que no sabemos cómo pedir, porque lo que necesitaríamos sería un milagro. Entonces nos resignamos y pedimos acorde a las posibilidades que vemos. No debemos actuar así; sino pedir con confianza lo que realmente necesitemos. Pedir lo ideal. No menos que eso. ¿Cómo hará Dios para dárnoslo? No sabemos; pero, eso le compete a él, no a nosotros.
Cuando vemos que hay posibilidades, oramos y esperamos que suceda, sin un ejercicio profundo de corazón. Cuando no hay expectativas, la fe se evidencia.
Escrito está: “Pida con fe, no dudando nada” (Santiago 1:6) Y si ni siquiera intuimos como hará Dios para lograrlo, mejor. Habrá mayor gloria en su respuesta.
Recordemos: Dios es todopoderoso “y nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37)
Pensamientos para reflexionar