Todos los escritos
“¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen?” (Proverbios 6:27,28)
“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18)
“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12)
La mayoría de los jóvenes, cuando se les recomienda tener cuidado con algo, exclaman: “¡No tienen confianza en mí! Y muchas veces se enfadan. Así le dijo una jovencita a su madre, a lo cual la madre le contestó: “Hija mía de mi corazón, en ti confío y te amo con toda mi alma, en quien no confió es en la carne, en la naturaleza de Adán que todos llevamos dentro”
El teólogo alemán Felipe Melanchthon, amigo de Lutero, solía decir con respecto a la carne: “El viejo Adán es muy fuerte para el joven Felipe” Y debemos aceptar que verdaderamente es así.
Otra jovencita discutía con su madre, preguntándole por qué sus padres no querían que pasara el fin de semana en la casa de su prometido, si él era un joven cristiano y espiritual. A lo cual la madre le contestó que no se trataba de una duda personal, sino en un cuidado general que todos debemos tener, pero que, si ella consideraba que aquel jovencito, era tan espiritual como para poder estar segura de que todo cuanto hiciera y hablara con ella ese fin de semana iba a ser conducido por el Espíritu Santo, ella no se opondría a que fuera. La jovencita reflexionó y aplazó su salida.
Todos debemos tener cuidado, independientemente de la edad que tengamos, porque debemos reconocer que en nuestra carne no mora el bien.
Pensamientos para reflexionar
