Todos los escritos
“Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien. Toma ahora la ley de su boca, Y pon sus palabras en tu corazón. Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción” (Job 22:21-23)
“Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz” (Proverbios 3:17)
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3)
El pecado produjo desde el principio el alejamiento de Dios y la turbación. Pues no fuimos creados con pecado dentro, por eso gemimos pues el pecado quita la paz.
A muchas personas se las considera negativas. Se les atribuye que tienen mucha negatividad y que son nocivas, porque cargan a las personas a su alrededor con energías malas, o cosas por el estilo. En realidad, esas personas, evidencian la falta de paz en su corazón, porque tienen una gran necesidad de Cristo. Y decimos de Cristo, pues es de Cristo como su Salvador primeramente, pero también de Cristo como Señor en sus vidas, a quien obedecer y seguir.
Todos los hombres somos iguales por naturaleza, y tenemos la misma necesidad de Cristo. Aunque algunos lo evidencien más que otros, por diversas causas. Generalmente, esto no quiere reconocerse, y siempre se responsabiliza a otros por la desdicha de uno. Adán dijo, la mujer que tú me diste, culpando a la mujer y haciendo responsable a Dios. La mujer dijo: la serpiente me engañó…. y así se podría seguir.
Todo influye sin dudas, pero no son los padres, ni los hijos, ni el gobierno, ni los hermanos de la iglesia los culpables de una vida sin paz. Cada uno lo es personalmente, y debe volcar el corazón ante Dios arrepentido en reconocimiento de cómo ha vivido, abriéndose a Cristo, entregándolo todo, y tendrá paz.
Pensamientos para reflexionar
