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“Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré” (2 Corintios 6:17)
“Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1)
Actualmente, muchos viven la vida cristiana tomándose la libertad de vivir como el resto de las personas que no conocen a Dios, y ante cualquiera que les hable de santidad, de separación de las cosas del mundo, etc. dicen que los que no comprenden su libertad es por que son religiosos o legalistas. Que no hay ningún mal en escuchar la música que uno desee, ni en frecuentar los lugares que les viniera en gana, porque Cristo los hizo libres.
Antes de entrar en discusiones sobre este tema, es necesario comprender que los hijos de Dios no tenemos libertad de hacer lo que nos plazca, so pretexto de que Cristo nos hiciera libres. “Porque a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne” (Gálatas 5:13) No es pecado escuchar” música secular” ni salir y movernos con libertad, pero tengamos en cuenta que no podemos prestar nuestros oídos para oír cosas impúdicas, pervertidas, palabras pecaminosas, expresiones perversas de moral, ni cosas desafiantes a Dios y a sus mandamientos. Porque eso ya pasa la línea de lo que nos es permitido.
No es religiosidad apartarnos de toda especie de mal (1 Tesalonicenses 5:22) Debemos recordar que “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33 BAS) y estamos llamados a no participar “en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien a reprenderlas” (Efesios 5:11)
Pensamientos para reflexionar
