LA PALABRA COMO FUEGO Y COMO MARTILLO

“¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:29)

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5)


La Palabra es como fuego y como martillo que quebranta la piedra (Jeremías 23.29) Alguien podría preguntar: ¿Es necesario que la Palabra de Dios tenga tal poder? La respuesta es sí. Porque si bien, Dios, utiliza su Palabra para iluminarnos, redargüirnos, y mostrarnos la salvación, el corazón del hombre está tan dañado por el pecado que, para que la semilla del evangelio brote y de fruto sin que las malas hierbas ahoguen su crecimiento, requiere algo que las corte y las queme (Mateo 13:22) Igualmente, se necesita la acción de la Palabra, para que el corazón duro e insensible como una piedra, se quiebre ante la gracia de Dios. (Véase Ezequiel 36:26)

Esta necesidad, se ve en aquellos que están endurecidos por el pecado hundidos en las profundidades de Satanás. Pero, también, en aquellos que, como suele decirse, son buenas personas, los cuales, al predicárseles el evangelio, se muestran contestes, pero no van más allá. No dan el paso de salvación para pasar de la muerte a la vida. En ellos también hay que romper una cáscara. Esa cáscara es quizás la tranquilidad que sienten pensándose buenas personas, o sentimientos similares que les impiden sentir su verdadera necesidad. Ellos, necesitan ser quebrantados por el martillo de la Palabra, pues, si no, como los sanos no tienen necesidad de médicos (Lucas 5:31) se conformarán con estar en el ámbito cristiano, pero sin convertirse verdaderamente.


Pensamientos para reflexionar

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