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“No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios” (Éxodo 23:2)
“Los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto. Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!” (Mateo 27:20-22)
El mundo dice ser libre y se jacta de no seguir al rebaño. Sin embargo, eso es lo que dicen, pero no lo que son. Pues todos hacen lo que hace la mayoría. Son esclavos de la opinión generalizada. El hombre tiene la tendencia de rechazar lo que es diferente y la necesidad y el deseo de ser agradable y aceptado por quienes considere importantes.
Los creyentes debemos tener cuidado con esas tendencias: El apóstol Pablo decía: “¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10)
Las cosas son como dice Dios, no como la mayoría las entiende. Por eso los cristianos, debemos guiarnos por la Palabra de Dios y no por la opinión de la mayoría.
La mayoría creyó que la predicación de Noé era una locura, y no quiso subir al arca. La mayoría de los hombres salidos de Egipto pereció en el desierto (1 Corintios 10:5) La mayoría desecha la puerta angosta prefiriendo la puerta ancha y el camino espacioso que lleva a la perdición (Mateo 7:13,14) La mayoría eligió a Barrabas y pidió que crucificaran al Señor Jesús.
Por eso, no te hagas problemas si no concuerdas con la mayoría. Tú teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque ese el todo del hombre. (Eclesiastés 12:13)
Pensamientos para reflexionar
