“Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, más a otros se les descubren después” (1 Timoteo 5:24)
“Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos” (Salmo 50:21)
En la Biblia, la lepra, es además de una enfermedad una figura del pecado. Esto puede verse, por ejemplo, en la aplicación alegórica de la ley del leproso (Levítico 13)
Los seres humanos podemos tratar de justificar todas nuestras acciones, para que no se vean pecaminosas, pero Dios las pondrá de manifiesto.
María, murmuró contra Moisés su hermano, porque había tomado una mujer cusita. Esto podía tratar de disimularlo, aduciendo que, como era su hermana mayor, sintió un celo genuino, etc. Pero, Dios, que mira el corazón, sabía que allí además habían celos. Y María quedó leprosa como la nieve. (Números 12:10)
El rey Uzías hizo lo bueno ante los ojos de Jehová, pero, en un momento, su corazón se enalteció y quiso usurpar el sacerdocio quemando incienso. Alguien podría decir: Muy bien el rey, quiso ser un sacerdote quemando el incienso de olor grato. Pero en realidad, Uzías estaba desobedeciendo a Dios y la lepra le brotó en la frente. (2 Crónicas 26:16-21)
De la misma manera no hubo excusas para el pecado de Giezi, siervo de Eliseo cuando corrió tras Naamán, mintiéndole para sacar provecho material. Y se llenó de lepra (2 Reyes 5:20-27)
Siempre Dios pondrá de manifiesto el pecado. A la larga, el pecado nos alcanzará (Números 32:23) y esto traerá terribles consecuencias, a no ser que el hombre se arrepienta, lo confiese y se aparte. (Proverbios 28:13)
Pensamientos para reflexionar