IBAN AMBOS JUNTOS (2)

“Dijo Jesús: Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30)

“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros…  La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste,” (Juan 17: 11 y 22,23


Abraham e Isaac fueron al monte Moriah. El hijo fue en sumisión a la voluntad del Padre. Esto nos recuerda el camino del Hijo de Dios al lugar donde se ofrecería de sacrificio, solo que para nuestro Señor no hubo sustituto, pues él sería nuestro sustituto en el lugar del juicio.

Para Isaac estaba preparado un carnero, trabado en un zarzal por sus cuernos. ¡Qué notable! Un carnero, un cordero grande, fuerte, como se ve reflejado en sus cuernos. (Los cuernos prefiguran poder) Ese poder, lo ligó a las zarzas. La zarza es figura del hombre terrenal, pues la tierra luego de la introducción del pecado produce cardos y espinos. Israel también es mostrado como una zarza (Éxodo 3:3) Pues “el mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal” (Miqueas 7:4) El poder redentor de Cristo, lo ligó a los hombres pecadores perdidos necesitados de un salvador, y él fue como para Isaac, el cordero provisto por Dios.

Siglos después de la escena del Génesis. Juan el Bautista declaró: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29)

Dios permitió que las circunstancias de Abraham e Isaac fueran un anuncio de lo que iba a suceder porque el Hijo de Dios, se entregó en sacrificio, para que todo aquel que en el cree, no se pierda más tenga vida eterna. (Juan 3:16)


Pensamientos para reflexionar

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