“Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8)
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31)
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23)
La Biblia dice: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31) Algunos preguntan: ¿Cómo comer y beber para la gloria de Dios? ¿Esa es una expresión hiperbólica, o los creyentes debemos cumplirla?
Como vemos en el contexto de 1 Corintios 10, el creyente debe hacer todo teniendo en cuenta dos cosas: La gloria de Dios y el bien del prójimo. Por eso no podían comer ni beber libremente, si con esa libertad que ellos sentían estaban siendo de tropiezo a otros.
Lo mismo para nosotros. Todo en la vida lo debemos hacer, pensando en la gloria de Dios. ¿Glorifica esto que estoy por hacer? Y si la respuesta es no, entonces no hacerlo. Además de eso, siempre deberíamos actuar en amor, pensando en no hacer tropezar a otros con nuestro comportamiento.
Cosas simples como comer y beber, deben hacerse para la gloria de Dios. Aquel que se descontrole comiendo y bebiendo, o mostrando gratificación cayendo en excesos, no está glorificando a Dios.
Lo mismo sucede en el ámbito laboral. Los creyentes tenemos que trabajar no para agradar al ojo humano, sino haciéndolo todo para el Señor. Muchas veces nos parecerá que lo que hacemos nadie lo nota. Sin embargo, el Señor que es para quien trabajamos lo ve y eso es suficiente. De esa manera se trabaja para la gloria de Dios.
Pensamientos para reflexionar