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“Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador” (Éxodo 26:36)
“Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas… Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo” (Juan 10:7 y 9)
LA PUERTA DEL TABERNÁCULO
El Tabernáculo era la casa de Dios en la tierra. Su entrada miraba al oriente. (Éxodo 26:22, Número3:38) En su frente tenía una gran puerta que medía 20 codos de ancho (9 Metros). Una entrada grande y evidente que todos podían encontrar, con cortinas de azul, púrpura, carmesí y lino torcido (Éxodo 26:36) La puerta nos habla de Cristo (Juan 10:9) Visto en sus distintas y magníficas glorias: Azul, mostrándolo como el hombre celestial. Púrpura como color que manifiesta al rey en su aspecto universal, como el Hijo del Hombre. Carmesí, color que presenta la gloria del Mesías Rey de Israel. Y lino torcido, que lo muestra como el hombre justo y santo (Apocalipsis 19:8)
Estas figuras son exquisitas. Muestran la gracia de Dios.
El hombre al pecar, fue echado del huerto y colocado al oriente del huerto de Edén. Caín, al marchar con su culpa, habitó al oriente de Edén. (Véase Génesis 3:24, y 4:16) El oriente, es de donde sale el sol. Malaquías nos habla del Señor viniendo como el Sol de Justicia trayendo salvación a los suyos y con juicios para todos los pecadores. (Malaquías 4:1,2) Eso es lo que encontrarán aquellos que viven lejos de Dios. Aunque si se convierten y si se vuelven a Dios, al volverse se encontrarán con la salvación que Dios ofrece en Cristo Jesús, como quien encontraba la puerta del Tabernáculo.
Pensamientos para reflexionar
