EMOCIONES Y CONVICCIONES

“Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión… que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene…  Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 1:10,11; 2.1)


Vivimos en un tiempo, donde lamentablemente,  la gente no se preocupa por las cosas de Dios;  y los que lo hacen, generalmente, buscan satisfacer sus gustos y sus opiniones, en lugar de buscar lo que es conforme a la sana doctrina.

La gente se ve impresionada por lo que toca a sus emociones. Un mensaje impactante, un testimonio sorprendente, un supuesto milagro… Todas esas cosas, no son bases confiables para que estribe la salvación.

Las emociones son pasajeras. Duran,  lo que dura el asombro. En cambio, las convicciones basadas en la Palabra de Dios, son las que permanecen, porque “La palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25)

Por este motivo, cuando se trata de llegar a las almas y ganarlas para Cristo, se debe presentar el mensaje de la Palabra de Dios y no aquellas cosas que apelan a los sentidos.

Por lo general, las grandes multitudes, son atraídas, por lo sensitivo, por lo que mueve a las emociones, no por  la palabra de Dios. La Palabra de Dios es únicamente la que produce conversiones a Dios. (1 Tesalonicenses 1:10) Lo sensitivo asombra, emociona y convierte en el mejor de los casos a otra clase de religión, pero no tiene el poder de producir la nueva vida en Cristo.


Pensamientos para reflexionar

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