“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda” (Isaías 30:21)
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6)
Hay personas que sin haber nacido de nuevo, reconocen que Jesucristo es el único camino, o al menos así lo expresan, y muchos ante semejante reconocimiento se preguntan: ¿Entonces esas personas, ya son salvas? Y si no son salvas todavía, ¿qué es lo que les falta?
A esas personas que reconocen que Jesús es el camino, les hace falta entrar en ese camino y conducirse por él. Ellos están siendo trabajados por Dios, y eso es bueno. Se les ha presentado el camino al Padre, y saben que ese camino es Jesús, pero se encuentran aún, como aquellos automovilistas que llegando a una autopista, y sabiendo que ese es el camino, necesitan que se les señale la entrada para ingresar y entonces sí encontrarse verdaderamente en el camino.
Uno no puede ingresar por cualquier lugar a una autopista, y mucho menos en el camino al cielo, porque sería entrar de cualquier manera y hay una sola manera de ingresar en el reino de Dios: Naciendo de nuevo (Juan 3:5).
Quien encuentra a Cristo, encuentra el camino al Padre, y quien se encuentra en Cristo tiene libre entrada al cielo. Pero, para estar en Cristo se necesita algo más que creer que Dios existe y que es bueno. Se necesita aceptar el veredicto divino que lo declara como pecador y perdido, y recibir por fe a Jesús como Salvador, creyendo el mensaje del evangelio.
Pensamientos para reflexionar