
“Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien” (Nehemías 2:18)
En tiempos de Nehemías, Dios llevaba a cabo una obra maravillosa. El enemigo no tardó en manifestarse para impedir la edificación. El enemigo siempre actúa así. No quiere la edificación, el crecimiento, ni nada que sea para la gloria de Dios…
Los hombres dijeron: Las fuerzas…se han debilitado, y el escombro es mucho… no podemos edificar el muro. (Nehemías 4:10)
En nuestros tiempos pasa lo mismo. Dios por su Espíritu mueve el corazón de los suyos “Quienes desean reverenciar su nombre” (Nehemías 1:11) pero, ante la adversidad, viene el desaliento y aquellos que habían comenzado a transitar el camino de la vida, ahora se detienen y no hay edificación.
¡Es grande la adversidad cuando nos ponemos a levantar los muros! Porque esos muros son necesarios para “separar lo precioso de lo vil” (Jeremías 15:19) Para no dejar que lo de afuera avance y destruya las cosas santas…
Las fuerzas muchas veces se debilitan y nos damos cuenta que el escombro es mucho.
Todos tenemos piedras que mover y sacar del camino.
Todos tenemos un pasado que en algo quisiéramos cambiar, cosas que si pudiéramos enmendaríamos. No nos quedemos. Hagamos las cosas bien.
Satanás intenta que nos rindamos, pero, Dios tiene recursos maravillosos. Debemos tomar fuerzas, redoblar la vigilancia y trabajar aferrados a la Palabra.
“Y conocerán todos que por nuestro Dios fue hecha esta obra” (Nehemías 6:16)
Pensamientos para reflexionar