
“El hombre será saciado de bien del fruto de su boca; Y le será pagado según la obra de sus manos” (Proverbios 12:14)
Cuando alguien reconoce ser un pecador perdido y confiesa ante Dios a Jesucristo como su salvador, el cielo se abre para recibirlo. Esto es igual para todos los que confiesan a Cristo. Lo que no será igual en el cielo, para los creyentes, serán los galardones que recibiremos por lo que hemos hecho durante nuestra vida cristiana. Por eso se nos insta a ser fieles, “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo” (2 Corintios 5:10)
Si bien, la salvación no es por confesión, sino por gracia mediante la fe (Efesios 2:8) La confesión es importante, pues es lo que hace todo verdadero creyente. Así también, podemos decir que son importantes las buenas obras y que Dios siempre las tendrá en cuenta, no porque las personas podrían salvarse por medio de ellas, pues la salvación no es por obras, para que nadie se gloríe. Si no, porque el obrar del creyente, la buena obra de sus manos… manifiestan que su fe es verdadera. (Santiago 2:18)
Por estos motivos, decimos que podemos aplicar perfectamente el versículo del encabezamiento en la tocante a la salvación. Pues debido a su confesión de fe, goza de una salvación maravillosa y sabe que todo lo que obra de ahora en más en Cristo, le traerá aparejada coronas y recompensas.
Pensamientos para reflexionar