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“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Isaías 43:18,19)
Dios es atemporal, no vive sujeto al tiempo como nosotros. Vive un eterno presente, y nosotros, debemos vivir el presente, preparándonos para lo que viene. El pasado, pasó. No tiene futuro. Y El futuro aún está por llegar. Lo que nos toca vivir es el bendito presente.
Salomón decía: “Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría” (Eclesiastés 7:10) Esto, no quiere decir que no reconozcamos las cosas buenas de ayer, sino que, la esperanza de los sabios, está más cerca hoy que ayer.
El ayer ya pasó. Hoy nos toca vivir el presente, y debemos gustar todo lo bueno que Dios nos ofrece.
Para los creyentes hoy está más cerca lo que esperamos, y vamos hacia lo mejor, a estar con Cristo en los cielos, donde no habrá más pena ni habrá dolor. Por eso podemos decir que hoy, es mejor que ayer. Y para quien se encuentra sin Cristo, también hoy es mejor que ayer. Porque las oportunidades de ayer ya las perdió para siempre, pero hoy Dios lo llama y le dice: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18)
¡Comienza una nueva vida, recibe a Cristo como Salvador!
Pensamientos para reflexionar
