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“Todo lo que Jehová quiere, lo hace, En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos” (Salmo 135:6)
“Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” (Romanos 9:20)
“¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones” (Job 33:13)
Dios hizo al hombre a su imagen y a su semejanza, para que señorease sobre la tierra. Sin embargo, el hombre desobedeció y cayendo en pecado se corrompió.
Ante el evidente deterioro del hombre, muchos imprudentemente cuestionan a Dios y dicen: ¿Si Dios sabe todo, no podía hacer que el hombre fuera perfecto para que no pecara y arruinara la creación?
Las personas que preguntan así, creen en Dios a su manera, pero no lo honran ni confían en él. Quien se inclina ante su creador, confía plenamente que todo cuanto Dios haga estará bien hecho. Además, debemos saber que Dios es soberano, lo cual quiere decir que él, puede hacer lo que quiera, como quiera y cuando quiera, sin tener que darnos explicaciones.
Teniendo eso en cuenta, ahora podemos pensar que Dios es el único perfecto, impecable y santo. Y ese Dios quiso tomar de entre sus criaturas la compañía perfecta para su Hijo. Por eso no hizo robots que hicieran su voluntad sin respuesta de corazón y de sentimientos. Los hizo simplemente hombres. Si fueran hombres sin poder pecar, ya no serían hombres, serían dioses, porque el único incapaz de pecar es Dios. Pero nos hizo hombres, y si bien el hombre pecó, Dios proveyó la salvación en Cristo, en quien quiso tenernos, con una obra de mucho mayor gloria que la que hubiera habido si el hombre nunca hubiese pecado.
Pensamientos para reflexionar
