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“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29)
“Gloria de Dios es encubrir un asunto; Pero honra del rey es escudriñarlo” (Proverbios 25:2)
Hay creyentes que cuando no entienden algún párrafo bíblico ni les satisfacen las explicaciones que reciben de las Escrituras, dicen que alguna vez en el cielo comprenderemos todo, porque hay cosas que no podemos saber porque son secretas y pertenecen a Dios; y citan el versículo del encabezamiento. En realidad, si es algo que está en La Biblia no es algo secreto, porque la Biblia contiene las cosas reveladas, no las secretas. Las secretas, son cosas que Dios no nos ha dicho, pues Dios no nos reveló todo lo suyo, sino todo lo que el hombre necesitaba saber y es una honra poder escudriñarlo.
Lógicamente, la revelación bíblica no es para satisfacer las curiosidades humanas. Por eso a veces las respuestas a algunos no les alcanzan, porque querrían saber más, evitando de esa manera conducirse y comprender por fe, o que dijera lo que ellos quieren que diga.
Los seres humanos debemos inclinarnos ante la palabra de Dios, reconociendo que somos seres finitos y limitados, frente a la palabra de un Dios infinito e Ilimitado, y cómo suele decirse, no podemos comprender todo lo que es de Dios, porque sería cómo querer colocar el universo en la cabeza de un alfiler.
La Palabra tiene misterios, pero, los misterios bíblicos, son cosas que en otros tiempos estuvieron ocultas y que ahora en el Nuevo Testamento, nos han sido reveladas.
Pensamientos para reflexionar
