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“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1,2)
“Así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8)
La Biblia nos presenta a Dios como creador de todas las cosas:
Es muy interesante notar que, en la creación y el ordenamiento de todo, siempre Dios actúa por medio de su Palabra y de su Espíritu. Así también obra en nosotros para darnos vida y ordenar nuestra existencia.
El versículo del encabezamiento, nos dice que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Estudiosos del idioma dicen que la palabra traducida como “se movía” puede leerse también, como “empollaba, o incubaba” sobre la faz de las aguas, y eso es algo bien notable y maravilloso.
El Espíritu Santo, empolla o incuba sobre las personas para que se produzca vida.
Una gallina empolla los huevos, dándole calor y a los 21 días salen los polluelos, pero si los huevos no están fertilizados, no sale nada. Si alguien, quita los huevos, o molesta a la gallina para que no se eche, tampoco nace nada.
Así sucede también en lo espiritual. Se requiere de un trabajo completo para tener vida eterna.
Si una persona, recibe un evangelio falso, no habrá nuevo nacimiento. Si a quien se le predica el evangelio puro, cierras sus oídos voluntariamente, y sale y olvida todo, tampoco. Como así también se impide el proceso, si alguien continuamente rechaza, ahuyenta y contrista al Espíritu Santo que desea empollar sobre el alma para que haya vida.
Pensamientos para reflexionar
