
(Leer Éxodo 12:1 al 20)
“¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura… porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:6-8)
Dios nos muestra por medio de su Palabra que los suyos tenemos que vivir lejos del pecado. Nos enseña que la vida cristiana, es la celebración de la fiesta de los panes sin levadura.
Inmediatamente después de la pascua, fiesta que nos habla del sacrificio de Cristo para redimirnos, seguía la fiesta de los panes sin levadura por siete días. (Siete simboliza un periodo completo) Lo cual sugiere que luego de conocer a Cristo, el creyente, debe vivir una vida santa, apartado de toda forma de levadura.
La levadura en las Escrituras, siempre tipifica algo malo. Simboliza al pecado. El cual se presenta de muchas maneras, contaminando irrefrenablemente todo. Leudándolo todo. (1 Corintios 5:6) Por eso, la Biblia nos habla de la levadura de los fariseos que era la hipocresía, orgullo espiritual, sentimientos de superioridad (Lucas 12.1, Lucas 18:11) De la levadura de los saduceos (El racionalismo y la incredulidad) (Mateo 16:15) Y de la levadura de Herodes (Marcos 8:15) Que era justamente esa forma de vivir acomodándose al mundo para quedar bien, sin comprometerse con la verdad.
Los cristianos no podemos sentir orgullo espiritual, ni ser racionalistas y cuestionar lo que dice la Biblia. No podemos conformarnos a este mundo, actuando políticamente para pasarla bien. Ni tampoco actuar con malicia ni maldad. (1 Corintios 5:) Sino vivir santamente, como celebrando la fiesta de los panes sin levadura.
Pensamientos para reflexionar